El amor de Dios

15.06.2008 15:11

Cuando Dios decidió que la flor de Edelweiss o flor de nieve tenía que vivir en las altas montañas, le proporcionó un “vestido especial” que la mantendría viva pese a su desfavorable entorno. Esa misma providencia de Dios, tan precisa y tan hermosa, consigue que nuestra alma se mantenga en absoluto reposo mientras todo lo que hay a nuestro alrededor se desmorona.

No deja de sorprenderme tampoco el significado del término Edelweiss. Parece que esta singular flor quiere que todo el mundo sepa lo que Dios ha hecho por ella, y si este es el “deseo de una flor” ¡Cuánto más tendría que ser el nuestro, sabiendo que Jesús murió en una cruz por amor a ti, y por amor a mí!

Muchas veces los hombres tendemos a medir el amor de Dios hacia nosotros según nos vayan las cosas.
Si abrimos el libro de Mateo, en el capítulo 27, versículos 41,42 y 43; leemos:

“De esta manera, también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos decían: Confió en Dios, líbrele ahora si le quiere, porque ha dicho: Soy hijo de Dios.
A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz y creeremos en él.
Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere porque ha dicho: Soy Hijo de Dios”.

Al decir este “líbrele ahora si le quiere” debemos entender que para estos hombres, el Padre tenía que demostrar el amor que sentía por Su Hijo Amado librándole de la cruz. Pero esto no podía ser así.
De repente pueden venir pruebas a nuestras vidas de las que el Señor “no nos libra”; pero podemos estar seguros de que no será por falta de amor, sino para que pueda cumplir los propósitos que tiene para nosotros, pensados desde la eternidad.

No valores el Amor de Dios por las cosas que pueden acontecer en tu vida, sino por las que acontecieron en la Suya.

Que Él te bendiga.

 

 

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