Nuestros hijos son prestados

19.09.2009 00:07

 

 

 

Les prestaré a uno de mis hijos durante algún tiempo,

para que lo amen mientras viva y lo lloren cuando muera.

pueden ser seis o siete años, o veintidós o veintitrés. Pero…

¿Podrán cuidarlo por mí hasta que yo lo vuelva a llamar?

les alegrará con sus encantos, pero su estancia será breve.

 

Tendrán sus hermosos recuerdos como consuelo para su dolor.

No puedo prometerles que se quedará, ya que todo lo de la tierra regresa.

He buscado por todo el mundo verdaderos maestros y, de las

multitudes que llenan las filas de la vida, yo les he elegido a ustedes.

Le darán todo su amor sin pensar en lo infructuoso del esfuerzo.

tampoco me odien en el momento que vaya a

llamarlo, a traerlo nuevamente conmigo.

He creído escucharles decir:

“Querido Señor, hágase tu voluntad.

Por toda la alegría que tu hijo nos traerá, correremos el riesgo del sufrimiento.

Lo abrigaremos con ternura, lo amaremos mientras nos permitas y, por

la felicidad que hemos conocido, siempre te estaremos agradecidos…

Pero, si los ángeles lo llaman mucho antes de lo que deseamos,

soportaremos la amarga pena y trataremos de entender”

 

“Gracias Señor por la oportunidad que tuvimos de tenerlo

en nuestros brazos, haberlo podido besar y decirle cuanto lo queremos”

                                                                                                                        Anónimo

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